Mundial de Rápidas de Ajedrez: El increíble caso del ajedrecista ruso Jismatullin a quien la FIDE ‘perdona’ su apoyo a la invasión de Ucrania | Actualidad del Ajedrez

Pasear por el Mundial de Rápidas que se disputa en Samarcanda (Uzbekistán) permite encontrarse con personajes de película entre los 319 jugadores (202 hombres y 117 mujeres) de 46 países. Como el niño prodigio argentino (residente en España) Faustino Oro, de 10 años. O el uzbeko-estadounidense Teimur Garéyev, poseedor de la marca mundial de partidas simultáneas a ciegas (48 en 19 horas) y sancionado en EEUU por acoso sexual. O la ex iraní Sara Khadem, refugiada en España porque jugó sin velo la edición anterior del torneo, en Kazajistán. Pero el más polémico es el ruso Denis Jismatullin, ferviente partidario de la agresión a Ucrania y que nunca ha sido sancionado sin poder jugar, como sí les ha pasado a otros compatriotas.

El Comité Olímpico Internacional (COI) publicó un comunicado el pasado día 8 cuyo tercer punto (en cuanto a quién podrá participar en los Juegos de París 2024) refuerza la política de ese organismo desde que Rusia invadió Ucrania, el 24 de febrero de 2022: “Los atletas que apoyan activamente la guerra no serán elegibles para ser inscritos o competir”.

Jismatulin (izquierda), saluda a Carlsen al inicio de su partida en el Mundial de Rápidas, este martes en Samarcanda (Uzbekistán).

En línea con esa directriz, la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE), que aglutina a 200 países o territorios autónomos, sancionó al subcampeón del mundo Serguéi Kariakin, nacido en Ucrania (1990) y nacionalizado ruso (2009) sin jugar durante seis meses en marzo de 2022 por su apoyo entusiasta a la decisión del presidente Vladímir Putin.

Entre otras manifestaciones y actos, Kariakin grabó un vídeo en el que llamaba a una colecta para financiar material militar: “Los ocupantes realmente necesitan vehículos todoterreno, helicópteros, cámaras termográficas y chalecos antibalas”, decía. Cuando logró su objetivo viajó varias veces al frente de guerra en compañía de Jismatullin (Khismatullin en la lista mundial) y ambos se fotografiaron con soldados. La sanción de la FIDE a Kariakin expiró en septiembre de 2022, pero este no ha querido jugar después fuera de Rusia porque tendría que hacerlo sin la bandera rusa.

Jismatullin (contratado por Kariakin como entrenador) juega con la bandera de la FIDE, como todos los rusos que compiten a nivel internacional, pero en la lista mundial oficial aparece con la enseña rusa. Hay compatriotas suyos que hacen lo mismo, pero con una diferencia esencial que el doble subcampeón del mundo, Ian Niepómniashi, explicó a EL PAÍS durante su duelo por el título mundial contra el chino Liren Ding en Astaná (Kazajistán): “Firmé aquel manifiesto [contra la invasión] con el corazón.

Esa guerra es horrorosa, una trágica catástrofe. Entiendo hasta cierto punto las sanciones contra los deportistas rusos, aunque tengo serias dudas de que contribuyan a mejorar la situación. Si me obligan a jugar con la bandera de la FIDE, como ocurrió cuando Rusia fue castigada por el escándalo del dopaje masivo, lo hago. Pero no identifico la bandera de Rusia con la guerra, que me horroriza, sino con mi país, al que amo”. Niepómniashi sigue viviendo en Rusia, a pesar de que, según la ley vigente, esas manifestaciones son suficientes para ser condenado a cárcel de inmediato.

Kariakin y Carlsen se saludan en Stavanger al inicio de una partida de 2021.
Kariakin y Carlsen se saludan en Stavanger al inicio de una partida de 2021. Lennart Ootes/Norway Chess

Este periódico ha preguntado a la FIDE por qué Jismatullin, cuyas frases de apoyo a la agresión son también inequívocas, no ha sido sancionado como Kariakin. Su jefe de asesores legales, el ruso Aleksandr Martynov, responde: “La FIDE no tiene un procedimiento para verificar las manifestaciones de jugadores. En este ámbito seguimos las decisiones de nuestra Comisión de Ética (que sancionó a Kariakin en 2022 por violar su código). Nos parece que el procedimiento judicial es el mejor mecanismo para estos asuntos. Si cualquier persona interesada apela a esa comisión y esta descalifica al gran maestro Jismatullin, esa decisión será estrictamente respetada”.

Jismatullin se enfrentó, y perdió, este martes en la segunda ronda del Mundial de Rápidas al número uno, el noruego Magnus Carlsen, quien estrechó su mano con normalidad al inicio y final de la partida (el polaco Duda se negó a hacerlo en la primera). Carlsen manifestó en 2022 su rotundo rechazo a la actitud de Kariakin, pero mostró dudas sobre si sancionarle era lo mejor, por dos motivos. Uno, se sienta un precedente que puede producir situaciones delicadas; y dos, la sanción ayuda a Kariakin a presentarse como un mártir ante Rusia.

“Sin comentarios”, ha sido la escueta respuesta del padre y representante de Carlsen, Henrik, cuando este periódico le ha pedido una actualización de esa opinión de Magnus. Otras preguntas previstas eran si piensa hoy lo mismo sobre Jismatullin o si la invasión de Gaza por Israel (tras un salvaje atentado terrorista de Hamás), o la de Nagorno-Karabaj por Azerbaiyán, son el tipo de situaciones delicadas a las que se refirió su hijo en 2022. Este inhabitual silencio de Henrik se produce dos semanas después de que Magnus manifestara su alivio porque la Comisión de Ética de la FIDE le sancionó con sólo 10.000 euros (gana varios millones cada año) por retirarse de un torneo (la Copa Sinquefield de San Luis, EEUU, de 2022) sin causa justificada tras acusar sin pruebas de hacer trampas al estadounidense Hans Niemann en un caso muy polémico.

Putin ha dicho públicamente al menos dos veces que recuperar el título mundial de ajedrez es una de las grandes prioridades del deporte ruso. La Federación Rusa de Ajedrez, presidida por el multimillonario Andréi Filátov (próximo a Putin), ha abandonado la Federación Europea para integrarse en la Asiática. Y ha creado un fondo de ayuda económica para sus jóvenes talentos, con la condición de que si cambian de bandera deberán reintegrar el dinero recibido. Se intenta frenar así la diáspora de astros rusos que ahora viven en otros países (varios en España) o ya han adoptado otra nacionalidad. Entre los beneficiados hay alguno, como Andréi Yesipenko, que firmaron el manifiesto contra la guerra y juegan con la bandera de la FIDE, pero siguen residiendo en Rusia. O el prodigioso Roman Shogdzhiev, de 8 años, quien, como el citado argentino Faustino Oro, asombra estos días a quienes se pasean por la sala de juego de Samarcanda, por su desparpajo para vencer a algunos grandes maestros consagrados.

Suscríbete al boletín semanal ‘Maravillosa jugada’, de Leontxo García